viernes, 10 de noviembre de 2017

PERFECT PUSSY. "Say yes to love" (2014)

8 canciones en apenas 20 y poco minutos para que más. Es el tiempo que le hizo falta a esta banda de Syracuse para hacer un cóctel de punk ruidoso, como un enjambre de motosierras que se para en el noise para después arremeter con violencia tus oídos.

La primera "Driver", es sólo una muestra de lo que vamos a encontrarnos en el álbum. Música al filo de la violencia, dos minutos de escozor eléctrico con la voz de desasosiego de su cantante Meredith Graves.

Las críticas que la ponen cerca de G.G. Allen, no van mal descaminadas. "Bells" es un torrente que que te estalla, una jauría de noise abrupto, a destajo, un tiro mal dado que te provoca daños irreparables. Un atisbo de melodía aparece en la contundente "Big stars", esta vez con un poso de shoegazing criminal, una buena ración de medicina venenosa. Como para levantar a un muerto.

"Work" es estridencia, colapso y caos, punk con alfileres oxidados entrando en nubes que llevan arsénico y demolición. En "Interference fits" se enredan en un colapso de revolución, sin pies ni cabeza, urgando más si cabe en la posibilidad de como sonar cada vez más primitivos y salvajes.

Después viene otro puñetazo más. "Dig" y su minuto raspado que da la voz a "Advance upon the real", la más larga del lote, con sus cinco minutos, suficientes para constatar que aquí no hay nada impostado. Para terminar, "VII", la más noise del disco, ruido por un tubo para volverte majara. Perfect Pussy, Punk en estado puro.



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