jueves, 4 de mayo de 2017

DROP NINETEENS. "Delaware" (1992)


Qué efímera fue la vida de ese grupo de Boston, y que buenas canciones que dejaran en su escueta discografia formada tan solo por dos discos. La verdad es que no tuvieron demasiada fortuna. En los 90, los parabienes del shoegazing se lo llevaron My Bloody Valentine, Slowvide, Ride y otras muchos grupos que al albur de la explosión musical que se vivía tuvieron su momento de gloria.

Drop Nineteens eran tan fecundos e imaginativos como ellos. Tan solo escuchando la radiante y atmosferica "Ease it halen", te das cuenta de la enorme munición emocional que atesoraban, con feedback cristalizando volutas de electricidad, racimos de pop energético, sombras ralladas de luz.

"Winona" es todo un hit de esos que no te cansas de volver a escuchar aunque el paso del tiempo parece que todo limita y detiene. La canción tiene todo para convertir a Drop Nineteens en un grupo grande. Melodía, explosiones controladas de ruido, rubor y bisoñez juvenil.

No me extraña que en los EEUU no tuvieron mucho éxito. Fue en Inglaterra donde supieron encontrar un pequeño hueco para hacerse oir, un lugar donde radiar asperezas, donde poner sus melodías de andar por casa para los dolidos jóvenes que ansiaban rayos eléctricos contra el dolor ("Kick the tragedy").

Volver en este 2017 a escuchar "Baby wonder's gone" es todo una delicia, un caramelo de esos que ofrecen largos momentos de dulzura agria, de sueños de vaho en penínsulas de arrobamiento. La más ruidosa de "Delaware", "Reberrymemberer" es todo un colapso de caos, una amalgama de espejos rotos y divanes por pensar.

Luego te quedas absorto con "Angel" o con el himno de "My aquarium", acústica hasta el doler. Drop Nineteens, grupo a recuperar, para flipar de un bonito viaje atemporal hacia un lugar en el ayer donde todo era posible. Shoegazing de alta calidad inflamatoria.

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