martes, 18 de abril de 2017

DAKOTA SUITE. "An almost silent life" (2012)


Siempre me gustaron Dakota Suite. Quizás no tuvieron el reconocimiento que se merecían en su época, porque Red House Painters y American Music Club, copaban el ranking de la tristeza infinita, de los paseos por la desolación.

Chris Hooson lleva ya unos cuantos años repartiendo octavillas a las puertas de la introversión, inflando el globo de la lágrimas que se expanden por el cielo entre malévolas profecías y cantos oscuros de abrir corazones, de segar rubores.

Y este disco (fue su onceavo trabajo) es otra pista más para perderse en el slowcore más trágico ("I see your tears" y "If  you've  never had to run away" son dos gemas de la intranquilidad), confiando nuestro drama a arpegios de una guitarra que parece que está en coma como en la emocional canción que titula el disco, o reclamando un lugar para las músicas que nacen de la tragedia, ("Last flare from a desperate shipwreck").

Luego hay pianos que hacen daño, "Everyting lies"; guitarras acústicas mecidas con austeridad y rigor, "Lumen", y estados de movimiento de letargo crónico, "I recoiled so violently y almost disappeared", suspiro largo y profundo, liana en medio del ocaso, lencería de la podredumbre.

Asi son Dakota Suite, una pica en los estados más sosegados de la conciencia, un bálsamo de fierabrás para calmar la agitación que perfora y hace daño. "Don't cry" no resistirá muchos rato en tus oídos sin antes no sacarte una espina del alma.

"I know your desolate place" es un lucero que persiste y detiene la desdicha, un lugar donde aparcar el coche y las luces, mirar el lago y recordar tiempos mejores, cuando la luna te arropaba, cuando lo oscuro era sinónimo de paz total.

Acaba el disco con "Without you", unas cartas rotas encima de la mesa, una vesanía de soledad total, de un grupo que vio en las sombras su porvenir, su encantamiento, nuestro sustento...




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