martes, 17 de enero de 2017

METÁ METÁ. "MM3" (2016)


Este fue uno de los regalos que los reyes me dejaron en el regazo de mis oídos. Un artefacto repleto de nitroglicerina, de ritmos, de jazz punk, desde las calles de Sao Paolo. Formado por Juçara Marçal ,l Kiko Dinucci, Thiago França, Marcelo Cabral y Sergio Machado, en este su tercer largo han confeccionado uno de los cócteles más explosivos que puedas echarte a la cara de tus neuronas.

Cantando integramente en portugués, desde que suena la amenazante "Tres amigos", con ese saxo que parece un bastardo de Morphine, Meta Meta te engulle, te presiona, ejecutando una danza de mil demonios, donde la voz de Juçara se eleva en este quinteto que hace del jazz punk una gema perdida en el macromosmo de mil favelas.

Meta Meta imperesionan, desbordan, reptan con sus goznes y sus cadenas por las calles ansiosas de revolución, Pedazo de inicio que tiene "Angouleme", el saxo y las guitarras de pogo mientras el ritmo me sigue provocando una subida de volumen más, y van.... Catarsis y locura, expresión libre de unas sonoridades que manejan a su antojo unos músicos que parecen que están en un continuo éxtasis.

Parece que viene esa calma chica que anticipa la tormenta más feroz con "Imagem do amor", vahído y mixtura, pastel de hiel, club de noches aciagas o la necesidad de reinventar de nuevo el jazz. De esas veces que la crítica de un disco se ve acuciada por la necesidad de buscar palabras, expresiones para poder describir este auténtico misal negro de anarquía y demolición.

En "Mano légua" conforman una especie de volcán donde la electricidad se da la mano con los aires más free, y el candomblé repica desde un bestial paroxismo que para el que escribe es lo que hace falta a la adocenada música de estos tiempos. Metá Metá es una concatenación de urgencias impresas en una necesidad vital de gritar denuncia utilizando la rabia, la desmesura, el zarpazo de una aire huracanado que desborda, que fleta pasquines con los puños en alto, con las llamas listas para el necesario fuego depurador.

"Corpo vão" es una sierra, es jazz que se pone un imperdible en la garganta y gime angustia en un geiser punk que te quema las sienes. "Toque certeiro", es la más brasileira del lote; carnaval que mira a África, que invita al baile o a una patada en la cara a todos los estropicios que provoca la pobreza, las desigualdades, la hambruna.

Para terminar, la más larga del disco, "Obá Kosõ", nueve minutos de experimentación, un torrente sanguÍneo donde el saxo hace una perorata de su soledad hasta que encuentra a la banda, y juntos realizar un temible tour de force donde culminan el soberbio octanaje que respira cada segundo de disco.

Un disco para seguir escuchando sin parar en el 2016. Difícil encontrar tanto arte, tantas posibilidades, tanta innovación, en esta actualidad que tanto adolece de sorpresas. Ojo al clip.


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