jueves, 29 de diciembre de 2016

YANN TIERSEN. "Infinity" (2014)


El noveno disco del que ya se ha quedado para los restos como el músico que fabricó la banda sonora de "Amelie", es un compendio de todas las querencias de Tiersen. Aquí cabe el infinito de su discurso porque el disco es como ese mar y ese cielo que parece que no tienen fin,

Se arranca con una tonada de post rock como la que titula el cd, para seguir en "Slippery  stones" con un canto de sirenas lírico ahogado, letanía suave que da la voz a "A midsummer evening", un amasijo pop intrigante que por momentos recuerda a Mercury Rev.

"Ar mahen bihan" en bretón, es difícil, un escozor de dolor, de un álbum que para nada es de fácil escucha, pero que conserva las cualidades intactas de un ser en permanente estado de gracia. "Lights", una de las mejores del lote, es un fuego de artificio tecnológico, una redada de boutades sinfónicas repletas de ruidos duendes y norias en permanente circulación, sin parada.

También hay pequeñas dosis de clasicismo, como en "In our minds", y los pájaros que pían en "The Crossing", saben que la certeza de la primavera anida en la exposición gradual al sol de la alegría y los buenos sentidos.

Para terminar "Meteriotes", oda marcial en medio de un recitado de bruma, de oleajes, de sensaciones de confort y buen ánimo. Un disco que acompaña la tranquilidad, de un compositor que se ha creado su espacio propio para construir cúmulos de cordura interna.


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