jueves, 29 de diciembre de 2016

YANN TIERSEN. "Infinity" (2014)


El noveno disco del que ya se ha quedado para los restos como el músico que fabricó la banda sonora de "Amelie", es un compendio de todas las querencias de Tiersen. Aquí cabe el infinito de su discurso porque el disco es como ese mar y ese cielo que parece que no tienen fin,

Se arranca con una tonada de post rock como la que titula el cd, para seguir en "Slippery  stones" con un canto de sirenas lírico ahogado, letanía suave que da la voz a "A midsummer evening", un amasijo pop intrigante que por momentos recuerda a Mercury Rev.

"Ar mahen bihan" en bretón, es difícil, un escozor de dolor, de un álbum que para nada es de fácil escucha, pero que conserva las cualidades intactas de un ser en permanente estado de gracia. "Lights", una de las mejores del lote, es un fuego de artificio tecnológico, una redada de boutades sinfónicas repletas de ruidos duendes y norias en permanente circulación, sin parada.

También hay pequeñas dosis de clasicismo, como en "In our minds", y los pájaros que pían en "The Crossing", saben que la certeza de la primavera anida en la exposición gradual al sol de la alegría y los buenos sentidos.

Para terminar "Meteriotes", oda marcial en medio de un recitado de bruma, de oleajes, de sensaciones de confort y buen ánimo. Un disco que acompaña la tranquilidad, de un compositor que se ha creado su espacio propio para construir cúmulos de cordura interna.


lunes, 26 de diciembre de 2016

MARK KOZELEK. "Sings favorites" (2016)


El mismo Mark Kozelek que nos conmocionó con su trabajo a medias con los post metaleros Jesu, se sacó de la manga este divertimento en forma de versiones titulado "Sings favorites", donde el músico díscolo da rienda suelta a sus obsesiones personales. Un disco de Navidad, para los solitarios del alma, para los seguidores de este tahur malhumorado.

"Moon river", con el piano como estrella, funciona a la primera escucha. Y "I'm not in love", de 10 cc, una de las canciones más radiadas de los 70, se convierte por obra y gracia de Kozelek en un caramelo de letanía, en un juguete donde la tranquilidad te invita a danzar espantapájaros.

Y la versión particular que hace del "Win" de Bowie, es para enmarcar. Siempre con las teclas como acompañamiento ideal para este paseo por puentes sobre aguas turbulentas. De Bob Seeger se atreve con la majestuosa "Mainstreet", y en "Somewhere over the rainbow" del Mago de Oz, te deja las lágrimas en la retina para expulsarlas cuando la cadena dice fin de la canción.

Mark también cuenta con el acompañamiento vocal de Mimi Parker de Low en "Amanda" de Wailor Jenings, una maravilla para esperar la nieve, los fríos, la sabiduría del saber estar. La actriz Minnie Driver le da la mano en "Something stupid", de Nancy Sinatra, para terminar con "Float on" de Modest House, un flechazo en toda regla para tu sosiego, para poner de fondo mientras te lees un buen libro.

Mark, lo ha vuelto hacer, una de las personas más repelentes del panorama independiente, tiene la suerte de su cara. Sus canciones favoritas pasada por su turmix son un buen legajo de recogimiento.


sábado, 24 de diciembre de 2016

HELLA. "There's no 666 in outer space" (2007)


Esta noche es nochebuena y mañana es navidad. Así de rápido pasa la vida que ya estamos casi en el 2017, sin apenas enterarnos. Para la ocasión he querido elegir el mejor disco de esta panda de burros que se llamaron Hella.

Escucho el primer salpullido, "World series", y la verdad es que veo normal las excitantes alabanzas que se llevaron en su día por ser una banda puntera en su forma particular de afrontar el noise. Una caja de música rota por todas las partes, disonante, jazz y ritmos locos, vamos, lo que necesito para afrontar la cena de nochebuena.

No, hoy no quiero música tranquila, hoy me pide el cuerpo laceraciones emocionales, perforaciones de rock. Tengo que hacer sitio a las chuletas y me pongo "Let your heavies out", donde los de Sacramento se lo pasan de maravilla estrujando el ruido entre melodía de vanguardia y risa.

"The ungrateful dead" es un paseo por la degeneración, como unos Muse punks, que piensan que los instrumentos no valen para la onanismo las manos y si para la expresión del rubor. Me gustan Hella porque son hermanos de grupos como Don Caballero. Su forma de musicar la locura es bella, contundente, eficaz.

Un zarpazo es "Friends don't let friend win", síncope, fulgor, batalla ganada. Suena el tren que sale de la estación en "The hand that rocks the cradle", y empieza la epidemia de jazz y susurros, que en "2013 and countless" se convierte en una expansiva bomba de luciérnagas momificadas.

Punk bizarro es "Anarchists just wanna have fun", y "Dull fangs" parece post rock ejecutado por un grupo hasta las cejas de sustancias prohibidas. La que titula el cd para dar final al disco, es otra rompedora track, opera para locos, noise y pasteles de chocolate de lluvia. Un buen disco para escuchar en nochebuena. Para esperar a Papa Noel con una buena botella de vodka mientras preparo una parilla de renos....



martes, 20 de diciembre de 2016

TOUCHE AMORE. "Strage four" (2016)


Si hace un año despedíamos el año con uno de los mejores discos de post hardcore de 2015, Envy, "Atheist's cornea", este diciembre del 2016, nos regala otro artefacto de la misma talla y tonelaje que el de los japoneses.

Llevo días y días enganchado a su brevedad (a penas media hora), a su potencia y su melodía, a sus gritos, a sus soflamas de dolor que espantan calma. Y es que el disco nace del sufrimiento. La enfermedad y posterior muerte de la madre de su cantante, Jeremy Bolm, por culpa del cáncer. "Strage four" es el nombre que se da a una de las etapas de esa peste que tiene a la metástasis como el arma nuclear de la desgracia.

Desde que suena "Flowers and you", y el himno "Rapture", medio tiempo donde el quinteto californiano penetran en tu ser, se desloman en su trabajo de pintar con rugidos el daño, la demolición de la vida, el secuestro del futuro. Toman al asalto el post hardcore, le maltratan, le alaban, hacen del estilo algo vivo, peligroso, celestial.

En "Displacement" suenan veloces, raudos en su maquinaria, atletas de las cuerdas y los gritos que te demolen; cielos negros, astillas en la vida, luces y más luces que iluminan oscuridad. Siempre oscuridad. Me rompo cuando suena "Benediction", te traspasa con su urgencia, alaridos que se apagan y vuelven a surgir de la calma, contención ilusa que plantea dudas, calor en las barricadas mientras el doctor dictamina su sentencia. La sentencia. Brutal.

Otro de los puntos fuertes del disco, "Palms dreams", con sus matizaciones melódicas, es otro gesto de detonación, otra fábrica de espinas, mientras el reloj sigue su paso marcial, marcando cada minuto como señal glaciar del fin, Me encanta el inicio de "Posing holy", y como se desenvuelven en "Water damage" en una bien asumida oscuridad.

Casi al final, "Skyscraper" , lírica, basalto ceñido de guadaña, posthardcore con pétalos de luciérnagas, ramos negros en la habitación donde se dejó de respirar. Uno de los brillantes cds del 2016, doloroso, necesario, bestial.


sábado, 17 de diciembre de 2016

JOHANN JOHANNSSON. "Orphée" (2016)


Diciembre. La niebla hace que no puede palpar la vista el edificio frente a mi casa. No se ve cielo, sólo bruma, olas que transpiran diminutas gotas que se perciben cuando la farola hace de plañidera, de tea infantil que con su caricia parece romper el misterio de lo invisible.

Me pongo "Orphee", del islandés Jóhann Jóhannsson, el mismo que se ha encargado de la banda sonora de uno de los films del año, "La llegada". El mismo que lleva años poniendo su arte para llevar el postclasicismo a las altas cumbres de la serenidad. "Flight from the city" con su piano acogedor, te da pie a pintar en el cristal de la ventana algún perdido haiku que la temperatura se encargará de matar.

Belleza. Toda la obra de Jóhannsson esta repleta de belleza. El universal sello Deutche Gramophone, es el encargado de dar voz a su arte. Satie aparece de puntillas en "A song for Europa", y las cuerdas de "A deal with chaos", con Hildur Guanadóttir, te pone los pelos de punta. Te dan ganar de hibernar, meterte en una osera y decir adios hasta la primavera.

En este primer trabajo en 5 años sin ser banda sonora. Johann se explaya en sus notas de éter, neoclasicismo para convetir el silencio y el recogimiento en un estado especial de conciencia ("A pile of dust"). Todo transpira levedad, todo es un curso acelerado para huir del peligro de la ansiedad. Fuera parece que sigue la niebla. El piano de "The radiation city" busca la ingravidez, cose arpegios en el aire de tranquilidad y rumor.

Todo "Orphée" es un bálsamo, una vacuna, una capsula de sedacción que provoca ternura, que hace despertar en ti paz y reflexión. "Good morning, midnight" con la Air Lynndhurst String Orchestra, es una bella letanía que te remueve, que pasta en tus entrañas con calorías de sentimiento, con efusividad de lirica, de luz interna.

Esta claro que la noche no va a levantar. Que ya está sumergida en el vaho, que sólo queda terminar el artículo, prepararme para ver una buena pelicula, y dejar que suenen los dos últimos latidos del disco, "Godd night, day" y "Orphic Hymn", buena dosis de señuelos para hallar en unas horas el sueño reparador. Neoclacismo, lo llaman, cuanta belleza....




miércoles, 14 de diciembre de 2016

WAVVES. "Afraid of heights" (2013)


Hay soles que desuellan en vez de quemar, hay grupos que se han propuesto vivir siempre sobre una fluctuante ola de punk, adolescencia y frenesí. Wavves, de California, llevan desde el 2008 agitándonos con su ebullición constante, con su surf de acné e imperdibles.

El disco, comienza desbocado, como acabaron su anterior "King of beach", "Sail to the sun", gema de tres minutos vitaminada, repleta de radiación y pavor. El grupo de Nathan Williams, son como la versión punk de Beach Boys. Las guitarras abrasan, ya que estamos con el tema de la playa y las altas temperaturas. Jóvenes, si, pero no gilipollas ("Demons to lean on").

Dicen que el polluelo de Nathan, con su arrogante juventud, grabó el disco un día pedo y otro también. Quizás por eso ellos nunca serán una copia de Weezer. "Mystic" es un lago de cieno y "Lunge Forward" es un botín de melodías que perforan oídos, graciles esputos de sal y sombrillas quemadas.

Surf orate, coros de algarabía y lujuria. Cuando más se acercan al combo de Brian Wilson, "Dog", parece que estamos en una parada en los tiempos lentos de Pixies. Juventud divino tesoro cuando viene acompañada de arrojo y motines en lo convencional, paseos por la barricada de lo fogoso, mandobles de distorsión mientras todo se va a la mierda (la que titula el disco es una buena muestra de ello).

"Afraid of heights", tiene poco del lofi que en sus primeras trabajos lleno surcos de tramposa tranquilidad. Aquí lo que mola es vibrar y caer rendido entre confetis de punk puber, como en la atribulada "Paranoid". Las letras del grupo siguen siendo igual infantiles pero les perdonamos por su inclinación al aullido fácil.

Cuando afloran disparos tan certeros como en "That's on me" solo nos queda subir el volumen y gozar con estos pipiolos. Para poner fin a este día de costa, avispas y ronchones en la piel, "I can't dream", medio tiempo repleto de turbulencias ansiosas. A gozar pues de estos días fictios de arena y botellas vacias.



lunes, 12 de diciembre de 2016

BLONDIE. "Parallell lines" (1978)

Pedazo de tercer disco que se marcaron Deborah Harry y sus chicos. Quizás uno de los puntales de la new wave. Por todo, por su sonido, por esa portada tan de época, por la fuerza de sus canciones,desde que empieza a sonar la inicial "Hanging on the telephone" (versión de The Nerves) y la sigue toda una colección de gemas imperdurables, imperecederas.

Este disco además hace de Blondie un referente por su importancia en la transformación del punk. Se olvidan la rabia y los escupitajos, bienvenido el pop, las melodías, las corbatas y el glamour. New Wave. "One way  or another" es para enmarcar, otro single más, como la radiante "Picture this". Todo un festival para tus emociones, para ese necesario viaje en el tiempo que hacemos cuando nos reencontramos con viejos trabajos tan necesarios como éste.

A parte de toda esa retaila de singles que seguro que te sonarán, Blondie también tuvo tiempo para ir un poco más alla. Robert Fripp aparece con su  guitarra para agriar el pop con su veneno particular. Y al éxito del disco acompañó sobre todo la imagen de Deborah Harry, compañera en el escenario de la época de Ramones, Television o Talking Heads, cautivadora con su forma de actuar, moverse, cantar. Todo un icono la chica que en "Pretty Baby" confecciona una dulce mermelada pop. Otro hit más, y van...

Excitante suena la punk "I know but i don't know", asfixiante, poderosa, alambre de carmin, tonelada de fuerza y candor. Luego se pinta Harry la cara, se pone su mejor traje y nos regala "11:59", pura new wave, organos que no se olvidan, melodías para sanar tus malos días. La ostia.

Y como olvidar ese pelotazo para la pista de baile que fue "Heart of glass", para dislocarte el esqueleto. Y es que cuando ya vamos terminando el disco, te das cuentas del enorme fogonazo musical que supuso la New Wave y sus bandas. 

Para terminar "Parallel lines", "Just go away", justo lo que necesitaba para comenzar este lunes de un diciembre con niebla y evocación de fin de año. Ya no se hacen discos como este. El CBGB, New York, los "hermanos" Ramones, Richad hell,  David Byrne y sus chicos....


jueves, 8 de diciembre de 2016

ULRICH SCHNAUSS. "A strangely isolated place" (2003)


Posiblemente "A strangely isolated place", el segundo disco de esta banda germana sea su mejor trabajo, el más redondo, el más eficaz y duradero en la mente de los años por sus depuradas formas de crear un shoegazing de ensueño, acogedor, alabando olas de vibración interna mientras los mares indómitos se rinden entre vahos y confort.

"Gone forever", la primera, es el señuelo, la ocasión perfecta para nadar entre éter. Luego vienen salpullidos danzarines como "On my own" y mapas celestes donde plantar tus suspiros mientras piensas en toda la exquisita obra de My Bloody Valentine o Cocteau Twins, "A letter from home".

Ulrich Schnauss siempre supieron crear ambientes para dar rienda suelta a su inspiración, para helar la música elecrónica, ("Clear day") o para instrumentalizar mediante climas sonoros tranquilos una idea sobre como pervivir en el shoegazing a pesar del avatar de los tiempos y de la infinitud de bandas que se agarraron al estilo ("Blumenthal").

"A strangely isolated place" tiene de todo para el goce, para la reflexión perfecta, para alucinar con sus formas de calma y lirismo. Me alucina "In all the wrong  places" y la que titula el álbum es como un caramelo de esos que por mucho que este en la boca no se va el sabor. Queda la esencia, el vapor, la electricidad contenida, las cadencias que vienen y van, la música perfecta para soñar.


martes, 6 de diciembre de 2016

GONJASUFI. "Callus" (2016)


Flying Lotus fue quien animó al rapero Sumach Ecks a convertirse en Gonjasufi y cambiar su piel, su ropaje de rimas por una cajón desastre donde cabe desde posiciones neohippies como "Your maker", apuntes de post punk, "Maniac Depressant" o electro ceñido con rabia en "Afrikan Spaceship".

Para la confección de este disco Ecks llamó al antiguo guitarra de The Cure, Paul Thompson, que colabora para que el trabajo no sea algo disgregante,  a caballo de la nada más absoluta. En este tercer disco como Gonjasufi, los 19 temas del cd se pasan rápido, dejando notas a ras del camino,

Me gusta la oscuridad de "Carolyn shadows", la extrañeza pop de un himno para los orates como es "Ole man sufferah". Suena el sitar en "Greasemonkey", en "The kill" te ves perseguido por la perversión, y hay hasta momentos delirantes como "Krishna Punk".

"The conspiracy" es un entramado sónico cargado de secuencias, de programaciones, avalancha de rubor mientras se prepara la pista para que suene "Polstergeist" y su inflamada sensación de angustia vital aderezada con psicodelia setentera.

En "Devils" se deja lleva de nuevo Sumach por la electrónica, para en "Surfinfinity" volver a las cuevas de las oscuridades profundas donde todo cabe si no lleva atisbo de luz. La canción más larga del disco "Shakin parasites", la más extraña y visceral del lote.

Un disco complejo de escucha relajada y con tiempo. No entra a la primera. Tampoco es la intención de este artista acostumbrado a vivir entre aristas musicales. Para terminar "Last nightmare", el punto y final de una carrera sin fondo para acabar.


domingo, 4 de diciembre de 2016

THE UNFINISHED SYMPATHY. "Rock for food" (2004)


En el haber de los desaparecidos The Unfinished Sympathy siempre estará que fue la única banda hispana que grabó una sesión con John Peel. Ahí queda eso. Méritos suficientes para que el grupo aparezca por estas páginas que gustan de recuperar del ayer escozores musicales, volutas de rock que viajan en el tiempo para prenderse de esta ánfora de querencias de buenas sensaciones.

El disco comienza con la impactante "Rainfrogs", hit seguro para un grupo que vivió sin excesos su forma particular de habitar en Bcore, sin estridencias, con maneras tradicionales como "This living killing" o como el bazoka emocional del tema que titula el cd.

A The Unfinished Sympathy les gustaba pararse en el pop y urgarse el pelo con melodías adictivas como "The loveless curse" para rozar también la electrónica, en "Safe and sound". Cuando más me gustan es cuando divagan y exploran ritmos de vaho, latidos de glorias, ("The ocean's overflowed"), o cuando hacen del emocore su bandera de coraje, "You've got  a long run".

Suenan cuando quieren agresivos con matices, como en "Elevenem", pero cuando más sueltos están es cuando pernoctan en salas de incomunicación glaciar, donde ponen a pasear su seísmo controlado, su rock inflado de melodías, ("Topograhic report"). En el año 2009 se disolvieron pacíficamente con el disco "Avida dollars". Este "Rock for food", entre lo mejor de su corta carrera.


jueves, 1 de diciembre de 2016

THE WEDDING PRESENT. "Going, going" (2016)


The Wedding Present y Pixies. Pixies y The Wedding Present. Mis dos grupos favoritos (los Pixies, claro esta, los de antes). Han pasado ya un huevo de años, pero aun me acuerdo donde me hice con el vinilo de uno de los grandes discos de toda la historia del rock de The Wedding Present, "Seamonsters".

Era una tienda que estaba en Arguelles, en los bajos, y fue la primera vez que la visitaba. Me deje llevar por las sugerencias del dueño que me dijo que eran la ostia. Y sí, desde que llegue a casa y empezaron a sonar los primeros acordes de "Dallience", me puse como un orate furibundo a bailar en mi habitación mientras mi madre aporreaba la puerta.

Joder,como ha pasado el tiempo. Desde entonces no me he perdido ningun trabajo del David Gedge, tanto como los Wedding como Cinerama. Esos arreones eléctricos del "Seamonsters", esa desesperación en las guitarras, (Steve Albini estaba en los controles), ese drama punk y esa corriente de electricidad sin posibilidad de control, me hechizaron desde el primer momento. El vinilo aún conserva las cicatrices de tanto pinchazo redentor.

2016 nos ha traido de nuevo a The Wedding Present,  con 20 temas ni más ni menos, y con un DVD confeccionado durante un viaje que hicieron por EEUU. Todo descomunal, todo exagerado, todo bestial.Y eso que la cosa comienza como si no fuera con ellos. Los cuatro  primeros temas son una postal que casi parece post rock. Ambientales, tranquis.

Pero cuando suena "Two bridges", donde su nueva incorporación, el guitarrista Samuel Beer Pearce estrangula las cuerdas en un final apoteósico y te das cuenta que todo sigue igual. Porque el cd tiene todo lo reconocible de The Wedding Present; la ternura que te ahoga de "Little silver", himnos como "Bear", o estallidos punks como la salvaje "Secretary".

Para acabar el año no hay nada como una borrachera de The Wedding Present, llenarnos de los humores de David, poner la cadena de música a prueba requeriéndola unos buenos kilos de megatones eléctricos. También la bajista Katherine Wallinger y su acompañamiento vocal, hace que temas como "Birdnest" crezcan como en los mejores tiempos.

No paro de danzar cuando suena "Kill devil hills", me quito legañas en el dni, borro con goma de mascar los años que tengo, e intento hablar con el espejo de tu a tu. Sí, parece que los años se paran, que ofrecen una dádiva en forma de paréntesis, de como mediante la evocación se llega a viajar en el tiempo, a reproducir lo que ya parecía olvidado.

Ahora toca "Bells", y su rutilante sabor noventero, y la guitarra fabricando esporas radioactivas sin control pero con delicadeza. Brillante, de principio a fin, disco para saldar cuentas, para mitigar la necesidad que tenemos de energía y emoción a raudales.

Aquí no hay empacho posible. Todo se disfruta de principio a fin. Hasta ese inicio de piano de "Emporia" que acaba en una andanada casi grungre.Y como siempre, esa chuleria que te hace danzar entre las brasas de la conmoción ("Lead"), aperitivos para dar y tomar, brevaje para quitarnos el mal cuerpo, zarpazos que nos dejan bellos tatuajes perforadores de lírica ("Ten sleep"),  y lecciones para todos los que quieran hacer del sonido de las guitarras saturadas con rocío el principal eje para la conmoción ("Wales").

Para terminar "Rachel" y los diez minutos de "Santa Mónica", orfebrería devoradora, catarsis que rebaña corazones, un lugar desde ya para que tengamos a "Going, going", el noveno disco de The Wedding Present como uno de sus mejores trabajos.

Ayer saque de nuevo "Seamonsters" de su estuche dormilón. Sigue impertérrito el avance de los dígitos del calendario. Suena como la primera vez. Los necesarios calambres no pierden intensidad, sólo la disminución de éstos nos ofrece la evidencia del paso de las estaciones. Nos estamos haciendo mayores. Pero mientras nos quede la alegria de la emoción, los disparos de fiebre radioactiva que nos provoca el arte entendido como un medio de transgresión personal, aun tenemos muchas fuerzas que gastar reventándonos tímpanos, fabricando por momentos burbujas de agitación eterna.



martes, 29 de noviembre de 2016

TOUCHÉ AMORÉ. "Is survived by" (2013)


Esperando en breve la llegada a mi domicilio de su ultimo trabajo, recupero "Is survived by", discazo de uno de los combos que pone en la actualidad por méritos propios el post-hardcore más vivo que nunca

En este su tercer disco, los norteamericanos empiezan dando fuerte con la seminal "Just exit", para que los gritos de las entrañas crujan los cielos en "To write content". Lo bueno que tienen Touché Amoré es el cuidado por la melodia, por el dolor del alma. "Anyone/anything" es toda una virguería, un cruce de aspavientos brutales con parones en la canción para dar cabida a frenazos que cogen impulso y se tiran por los balcones de la ansiedad.

Jeremy Bolm, el vocalista del grupo, se deja el pellejo en esta colección de 12 tracks que en media hora te hace palidecer electricidad, subir el volumen, cacarear guitarras. "Harbor" y sus escozores, temblor que viene y se queda, gruta donde se retuercen los ánimos, donde se caen por el cadalso de la vitalidad, paroxismo que chillan que revientan luces.

Touché Amoré lo hacen todo bien. Se enredan como en "Kerosene" en lamentos que vibran y recrudecen el ansia de rebelión y en tan sólo un minuto y poco, en "Blue angels" dejan pistas para que el post-hardcore siga armado hasta los dientes de adrenalina, locura, guitarrazos y armazón melódico.

Para casi el final, lo mejor. "Non fiction" juega a las cartas con el emocore. Que comienzo tan perfecto, que delicadeza, como suenan y como barruntan las lágrimas, que manera tan voraz de depredarnos con su fragilidad de mentira. Como si los Sunny Day Real Estate hubieran vuelto de las catacumbas para darnos fuego venenoso. Porque la canción es un himno, una de esas tonadas que te emborrachan los sentidos y que sin un segundo de parada se ensambla con "Steps" y su hardcore puñetazo en el vientre.

El punto y final, la que titula el cd, otra joya para guerrear contra la amabilidad de la calma, contra la arrogancia de los que van de pose. Ya cuento los dias para la llegada de "Strage four" (2016). Mientras tanto, me endurezco con "Is survived by" y sus colosales momentos de efervescencia anímica.




domingo, 27 de noviembre de 2016

PLURAMON. "Dreams top rock" (2003)


Menuda pasada que fue el disco de Marcus Schmickler, con sus Pluramon. Puro shoegazing en toda regla, al dictado. Además con la compañía de Julee Cruise, la cantante que nos acunó camino a la perdición en Twin Peaks.

Suena la planeadora "Time for a lie" y las emociones al límite están aseguradas gracias a la volatilidad de un proyecto que tiene en el feedback su principal arma para embaucarnos. "Noise academy" es todo una provocación, un envoltorio venenoso, un guiño a My Bloody Valentine, serpenteando pop para hipnotizar voluntades, rayos y penumbra, escozor del amor.

"Flageolea" es un cachito de jazz de club noctámbulo, de esos que llenaba David Lynch en sus películas tan raras. Mucho neón, mucho estrabismo emocional, mucha oscuridad sanadora. Me quedo anodadado cuando Julee se pone fresas en la garganta en "Have you seen Jill", y cuando de nuevo revuela sobre nosotros el espíritu de la banda de Kevin Shields, en la potente "Hello shadow".

Retazos románticos en "Difference machine"  y en "Time-Catharsia MX", Marcus se ve con fuerzas para poseernos con unos minutos de electrónica para acabar la partida con "Log", bello resumen de este trabajo que posee todas las cualidades para enmarcarlo como uno de los brillantes discos de shoegazing que podamos recordar. Para tenerlo muy cerca del "Loveless".


viernes, 25 de noviembre de 2016

TINDERSTICKS. "Can our love...." (2001)


"Can our love" fue el quinto disco de estudio de esta emocional banda, el disco que tiene quizás una de las mejores canciones que han compuesto los chicos de Stuart Staples en su dilatada carrera, la inicial "Dying Slowly".

Con este trabajo, cada día fue haciéndose más patente en el sonido de Tindersticks, la presencia de un soul , cinemático, espabilado y a la vez melancólico, como en "People keep comin'around", acompañado Staples a la voz por el violinista Dickon Hinchliffe. Pura sinergia colosal.

Es una delicia como suena el tema que da titulo al lp, con esa guitarra negra, con la garganta siempre rota de este proveedor de aflicciones al por mayor. Y que decir de la ternura que despide la portada. Todo casa para ponerte en casa rezagado de la calle, darle al play y dejarte acunar por las veleidades tranquilas de una banda que siempre lo ha bordado.

"Sweet release" es densa, cortante, te asfixia con las inclemencias vocales, vaticinio de grandes verdades, acopio de una banda sonora de densidad para bailar arcoiris a la luz de mil condenas. Los conoci con su primer disco y no les he perdido la pista desde entonces. Mi favorito siempre será su segundo "Tindersticks II" (1995) , pero nada hay de despreciable en una carrera jalonada por muchos momentos cumbres.

Ahora estoy con "Don't ever get tired", y no puedo reprimir el gusto, la sensación de buen hacer que siempre ha tenido Stuart, esa sensibilidad exacerbada, esa lírica coagulada mientras los abrazos se despiden del calor. Todo un punto.

Para el final, otras dos gemas "No man in the world" y la voraz "Chilitetime", puro arrecife donde encallar nuestras voluntades de tristezas felices. Tindersticks, apuesta segura, caballo siempre ganador.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

DEBO BAND. "Ere gobez" (2016)


Debo Band son una banda afincada en Boston, con músicos de Boston y de Etiopía y que llevan en activo desde el año 2012, intentando revitalizar el llamado ethiojazz, guiñando ojos tanto a Mulatu Astatke, Mahmoud Ahmed, como a los expeditivos The Ex.

"Ere gobez" me tiene flipado. Desde que suena la desquiciante y polirítmica "Ele", no puedes dejar de moverte, de subir el volumen a toda pastilla, en esta danza orate que consiguen elucubrar con eficacia y atino. En "Kehulum abliche", los vientos salen disparados a toda pastilla, mientras el supercombo escupe frenesí y bendita locura.

Los 11 miembros de Debo Band se lo pasan bomba confeccionando un arsenal de sonidos, desde la música africana pegada a la tradicción, ("Jeguol naw betwa"), hasta el medio punk "Yachat" pura catarsis, algarabía, violencia de pies mientras el rugido del cielo hace caer trozos de tormenta sobre tu cabeza.

Aqui no acaba esto. "Ere gobez" da para mucho más. Para vibrar con la cinemática "Blue awaze", o para tensionarte con el jazz con aires funks de "Goraw".Cuando miran a Etiopia fabrican salmos terrorificos como "Sak", comparsas de la belleza, escribidores de la tradicción que de padres a hijos soplan los genes de la historia de un pueblo.

"Oromo" es puro festival de energías cautivadores, 8 minutos de rubor, de ritmos uncidos por la demencia, por un torrente de fuerza que te deja sin aliento. Se tranquilizan algo (no mucho) en "Hiyamikachi bushi" para con fuerza volcarse en un funk total con "Yalanchi".Para acabar, "Eyew demamu", donde casi parecen una banda de rock.

En pocas palabras, uno de los mejores discos del año en las mal llamadas músicas del mundo (¿no todas lo son?), de un supergrupo del que hay que proveerse todos sus lanzamientos.Yo, ya le pongo entre los mejores lanzamientos del 2016.  Un valor seguro.

lunes, 21 de noviembre de 2016

THEE OH SEES. "Mutilator defeated at last" (2015)


Aquí viene uno de esos grupos que seguro nunca coparan portadas en el orbe indie, ni se grajeará una militancia activa de seguidores que coreen su nombre sin parar. Ni falta que les hace. Tan solo escuchando la inicial "Web", con su aire de psicodelia ruidosa, rock acelerado, y aires que le den por saco a la normalidad, te das cuentas del grupazo que muchos se estan perdiendo.

Llevan desde el 2008. Y este es uno de sus mejores trabajos. Como suena "Witherend hand", descarriada, space rock salvaje, licantropía de una banda que sabe bien como llegar pronto a nuestros corazones salvajes.

Los dos minutos de "Poor Queen", con esos teclados ochenteros, con ese enjambre de electricidad dan paso a esa vesanía titulada "Turned of light", donde John Dwyer y sus chicos se lo pasan bomba buceando en la psicodelia y el garaje. Como unos primeros Pink Floyd, con ganas de parecer punks.

No hay descanso en "Mutilator defeated at last",  y los riffs hard de "Lupine Ossuary" son todo un tour de force para tus sentidos, una jam que seguro que en directo debe de ser la ostia. Psicodelia dura, de esas que no permite tranquilidad, que requiere quiebros del alma, conductas de violencia.

De repente todo se para y viene la calma. "Sticky hulks" es una planta adormecedera que se tiende al ras de tus sensaciones más profundas. Los teclados, las guitarras que van y vienen, la calma que sabes que es de mentira, que simplemente aparece para testificar contra la comodidad. Porque Thee oh Sees en su interesante carrera, siempre han huido de la placidez. Discos como "Putrifiers II" (2012) o "Warm smile (2010) asi lo atestiguan.

Desbocados  se vuelven con "Rogue planet" y para terminar, nos retan con "Palace doctor" y su adictiva melodía recital de psicóticas sugestiones, punto final de esta epopeya salvaje, de un grupo que no te deja indemne.



viernes, 18 de noviembre de 2016

EELS. "Daisies of the galaxy" (2000)

No hace mucho leí "Cosas que los nietos deberían saber", libro de Mark Oliver Everett, lider de Eels, en donde pasa repaso a su vida de artista y a las desgracias que han jalonado su existencia, (muertes de sus padres, y suicidio de su hermana por citar algunas). Todo un personaje que a las claras describe su carrera como músico, sus obstaculos, sus giras, y a la vez, en el anden de la vida, los hachazos que poco a poco iban minando su optimismo. Un buen libro que hay que leer.

En este  su tercer discos Mr. Oliver, se aleja de la hecatombe musical que supuso "Electro shock blues", para darnos un paseo por su lado más amable. Desde el inicio lo podemos comprobar cuando iniciamos la escucha de "Grace kelly blues" y sus formas de country congelado, pasando por la tradicional "Packing blankets", donde el lider de Eels se deja llevar por la serenidad mientras mira hacia adentro para viajar, viajar, y no parar.

"I like birds" es una vacilada atemporal que da paso a la que titula el cd, grave himno para pasear nuestros perros interiores por arrabales de duda y dolor. Me encanta la casi jazzy "Flyswatter" y no hay nada como ponerte "It's a motherfucker", para levantarte y bostezar soles de avellana. Ese piano solemne, ese otoño fuente de melancolía. Todo un bello galomatías.

Hay veces que parece un Beck en continuo estado de introspección ("Tiger in my tank"), y otras parece bendecido por el aliento de la desdicha, ("Wooden nickles"). Y como punto álgido del disco la serenidad opiacea de "Selective memory" y el final arrebatador de "Mr. E. beautiful blues", como colofón a disco sin manchas, una celebración de la vida.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

DINOSAUR JR. "Give a glimpse of what yer not" (2016)


Poco dice para la música actual que los mayúsculos Dinosaur Jr, nos hallan regalado este "Give a glimpse of what yer not", uno de los mejores discos del año. Se ve que las bandas de ahora tienen algo mejor que hacer que envolvernos con sorpresas y parabienes. Es igual, tenemos a Mascis y al colega Barlow para hacernos los días un poco más felices.

Y es que desde que suena el pepinazo que abre el disco "Goin down", con esa forma que solo saben hacer ellos de conjugar rabia con melodía, con la voz de Mascis y su nerviosa guitarra arañando cielos, sabes que ellos nunca nos fallaran como otros compañeros de generación otrora duendes ahora mala copia de si mismos.

Y es que aquí el trio que nos llenó los dias de los 90 de fervor y fiebre, Murph, Mascis y Barlow, parece que esten instalados en una juventud eterna, lejana de acomodo y formalismos. Suena la chispeante "Tiny" y es como cerrar los ojos y recordar cuando me compre el vinilo de "Bug", su llegada a casa, el primer roce de la agua con el circulo mágico, y sentir que las paredes me iban a pisotear sin remisión.

Si "I bet on sky" (2012) fue bueno, éste su último largo, es mejor. De 9 alto "Be a part" y esa crónica sentimental de dolores de dentro, abstracción y belleza, melodía que te llega al alma, que te lleva en un viaje astral hasta la edad de los abrazos eternos, donde podíamos con todo, en una época donde el retrato de Dorian Gray seguía impoluto en su lozana juventud.

En "Love is" la voz cantante la tiene Barlow. Qué decir. Es como si Sebadoh se pusiese una camiseta de su hermano mayor luciendo con orgullo las cicatrices de la edad, el confeti de la devastación. Que gozo  para el espíritu escuchar los riffs de Mascis, como en la envolvente "Good to know" crisálida salvaje, juventud eterno tesoro.

El lado más hard del disco es "I walk for Miles", que da paso a otro single de esos para que te sientas bien el resto del día, "Lost all day", metralla lírica, avispero de sensaciones que en la colosal "Knocked around" con el falsete de Mascis relatando cadencias, te deja definitivamente sin palabras.

¿Qué más se puede pedir a Dinosaur Jr.? Estando en los tiempos que estamos, llevando el tiempo que llevan, solo nos queda decir que un grupo que puede fabricar tonalidades musicales del estilo de "Left/Right", mantenga ese espíritu indomable hasta el final de los tiempos. Grandes.





lunes, 14 de noviembre de 2016

THE PONYS. "Turn the lights out" (2007)


Este fue el último trabajo de esta buena banda norteamericana, la cual estuvo tocada por la varita mágica de Steve Albini, que les produjo "Celebration Castle", su anterior trabajo en el 2005. The Ponys, es un cúmulo de hits de rock épico, de alambres de indie, con salpullidos de himno como la maravillosa "Small talk".

"Tunr the lights out" es un incesante recorrido por los mejor del indie rock de los 90 , con pinceladas de pop de ese rutilante que te hace gozar como "1209 seminary", o  rasguños de infección rápida roquera como "Shine".

El disco es una catarsis hábilmente controlada, un volcán que deja joyas del calibre de "Kingdom of hearts", bella letanía con un toque a Pixies, y sus guitarras resguardas bajo una tonelada de viento febril, de luciérnagas apaga voluntades.

Elevan el tono en "Poser psychotic", psicodélica, y esta vez con Sonic Youth en el punto de mira. Todo un portento. Como la gritona "Exile on my street", cardiaca, solemne, carcomida por la necesidad del abrupto.

La que más me gusta, "Harakiri", otro hit de esos indomables a los que estabamos tan acostumbrados en los 90, un pelotazo en toda regla. Para el final, el garage de "Maybe i'll try", y "Pickpocket song" con sus rayos desbocados de post punk. Lástima que se disolvieran en el éter de lo efímero. Quedan sus tres discos como puente de enganche a los 90. Si, ya sabía el bueno de Albini donde se metía cuando los produjo...


jueves, 10 de noviembre de 2016

THE XX. "Coexist" (2012)

Cuando me hice con su disco homónimo allá en el lejano 2009, caí de inmediato rendido ante el encanto de estos púberes británicos, que hacían de la anemia electrónica un todo, de lo raquítico el eje fundamental de una propuesta siempre acechada por el aliento del pop.

En "Coexist" cohabitan desde la íntima pasión por interiorizar las legañas del alma, como la inicial "Angels", hasta paseos por el baile, ("Chained"). Más lo que predomina en el cd son envoltorios donde la guitarra se mira en una invención de paisajes desolados, poblando los minutos con una flashes de tensión siempre controlada ("Fiction").

En "Reunion" se dan la mano unos punteos congelados junto con una delicada sonrisa forzada para que los diálogos del dúo dan la señal para que se abran las puertas y suene "Sunset", repleta de neones abusivos, de norias pacíficas, orfebrería pop para pistas de andar por casa.

"Missing" es la más ardua del disco, un buen pedal de lisergia íntima, un rayo de desesperanza, la bilis de los cielos antes de la calma chicha que todo lo puede. Aséptico sonido el de estos chicos, que se dejan llevar en "Unfold" por la naftalina de los ochenta y en "Swept away", se revuelcan en una encrucijada dance para insomnes.

No supera su anterior trabajo, pero "Coexist" ofrece una vena continuista donde se nos muestran encantados con servir a la ley del mínimo esfuerzo. Suspiros y antojos, luces en la frontera del ensimismamiento.

martes, 8 de noviembre de 2016

RUSSIAN CIRCLES. "Guidance" (2016)


El guitarrista de Converge, Kurt Ballou, es el encargado de producir el sexto disco de esta banda de esforzados currantes del post-metal. Un disco que empieza con la atmosférica "Asa", para sin perder tiempo ponerte los pelos de punta con la sofocante y genuina "Vorel".

Uno, que es aficionado a todos las reflexiones que desarrollan el Metal, (Envy, Jesu, Neurosis, Today is the Day y otros brutos de lo rudo), nota que "Guidance" cumple con las expectativas como un buen mazacote donde sobre todo la batería de David Turncrantz, junto a la guitarra de riff insolente de Mike Sullivan, concretan una apuesta que se recomienda darle vatios, arcadas de volumen brutal.

El trio de Russian Circles van forjando a pedaladas su sofisma de la inquietud, rozando con la épica "Mota" climax que  se acerca al post rock más meditabundo, pero siempre con la amenaza superpuesta, siempre con la distorsión aporreando noches que se derrumban y padecen quimera.

Asi son Russian Circles, una batidora de metal con pizcas de rubor inmaculado, dragones que sacuden el fuego para vivir entre acantilados de mares domesticados de depresión.  Suena "Afrika" mientras fuera en la calle las temperaturas empiezan a bajar. Es mi preferida. He subido un poco más el volumen. La más delicada del lote, una ofrenda de metal con rubíes de emoción, un caballo desbocado, suave, serena, pero siempre contundente. Total.

Luego vienen otras tormentas, otras correrías hacia lo ignoto,siempre con ese post metal instrumental de la casa, que ha hecho de Russian Circles  uno de los combos más emblemáticos cuando quieren compaginar la hecatombe con la belleza. "Overboard" es una inquieta letanía, unos arpegios tirados al azar hacia la nada, que da paso a "Calla" y su rugido explosivo, prohibido no tocar. Metal de alto voltaje, el punto demencial de "Guidance", donde Russian Circles dan más miedo.

Para terminar, "Lisboa", reflexiva en su inicio para terminar como se merece este gran disco, a toda velocidad. Unos de los mejores cds de post metal que te puedes llevar en la actualidad a los oídos, una fiereza noble de alaridos instrumentales.


domingo, 6 de noviembre de 2016

BROADWAY PROJECT. "Compassion" (1998)


Dan Berridge se puso el nombre encima de su projecto de Broadway Project, para definir su trabajo, un alarde de electrónica fértil, de andanadas de suavidad reflexiva. "Compassion" fue el primer disco de su larga trayectoria, para mi el mejor, una manera como otra cualquiera de perderse en un viaje hacia el drum'n'bass, la hipnosis electrónica, los funerales de la alegría.

Escuchas los dos primeros cortes del disco, ""Who's to blame" y "Born spirit", y no puedes hacer más que caer seducido por este enjambre de corriente alterna de besos, de luces que son sinónimos para perderse sin más en un naufragio requerido.

"For the one" es espeluznante, y el piano de "Femme fatale" te lleva al ambient de la mano de un silencio programado para querencias interiores, para sarcófagos del querer. "Life of a refugee" es un corte de esos que dejan huella, batiéndose entre alaridos íntimos, lloviznas del querer.

Todo el disco rezuma bondades de reflexión, catarsis inflamadas de llamadas para seguir vivos entre luces que denotan suavidad y dicha, ("Non-resistance"). Cada track es un paseo fluvial por notas de evaporación, por ramajes indomables de pop celestial ("Plants and leaves").

De todo, y todo bueno para la salud del que escucha en este "Compassion"."Quiet revolution" es una pieza dotada de embrujo, de carisma de noches sin fin. Los neones no se apagan, el amanecer esta lejos, la luz pernocta en la algarabía de las voces siniestras.

Queda tiempo para un arrreón de guitarra, ("No pain"), o para un corsario ensimismamiento de cifras internas ("January"). Si, definitivamente, reconforta discos como este. Íntimos, juegos personales, naufragios necesarios. Ambiente para perforar oscuridades. Cánticos de esperanza interior.



jueves, 3 de noviembre de 2016

THE THIRD EYE FOUNDATION. "The dark" (2010)


Diez años llevaba aparcado el proyecto de Matt Elliot, The Third Eye Foundation. La espera mereció la pena. Acostumbrado que estabamos ya a los devaneos brillantes en solitario de Elliot, donde daba rienda suelta a su folk comatoso con ecos de la música del este, ("Failling songs" o "Howling songs"), este "The Dark", una monumental obra en forma de suit de ambient electrónico, nos trajó la cara más espectral, oscura, de un músico que junto a Flying Saucer Attack, conforman un eje para reconstruir los sofismas de la música ambiental, con dosis de drum'n'bass, coherencia de postrock, y una buena cantidad de ideas todas fértiles.

"The Dark" es hipnótico, envolvente, unidos los temas por un hilo invisible donde es imposible no desmayarse ante la emoción radiactiva de un sonido que te noquea, intenso, emocional. Partiendo de "Anhedonia", y sus voces de ópera, "The dark", funciona como un ente donde se crea un climax apaciguador creado por beats y las confabulaciones electrónicas donde Elliot sabe bien moverse.

La segunda del viaje, "Standard deviation", es como una continuación de "Anhedonia", otra pieza más en el engranaje de este mapa onírico donde es fácil perder la conciencia cerrrando los ojos e imaginando bosques frondosos repletos de amenazas perfectas, de animales que aun no existen, de cielos negros.

"Parcidolia" y "Clousure", parecen válidas para una banda sonora de estridencias internas, de crimenes inconfensables, viñetas repletas de sombras, pensamientos en voz baja, mientras la electrónica se pone al servicio del intimismo más atroz. Sueñan los sueños perpetuas agitaciones indomables, sueñan y sueñan por no despertar en este nicho de locura que a veces es la vida.

Matt Elliot, supo con este disco revitalizar su proyecto agitador. Valga "If your treat  us like terrorists we will become terrorists" para poner el punto final a este laberíntico y embriagador artilugio para coleccionar gritos de silencio.

lunes, 31 de octubre de 2016

WIRE."Nocturnal koreans" (2016)


Qué corto que se queda el disco tras estas ochos canciones que pasan como un remolino eléctrico a través de las rendijas de los nervios auditivos. Wire, la banda de Colin Newman, vuelven un año después de su disco homónimo, con las mismas formas y maneras, de artrock itinerante, pedazos de un muestrario de esencias que perduran y te dejan listo para pedir más.

Desde el tema inicial que titula el cd, la banda se muestra inquieta, perforadora de luces, ágil y repleta de matices. Matices que en "Internal exile" se convierten en una andanada de postpunk con repiques de los 80, carretera hacia una soflama de lirismo, con las guitarras siempre briosas.

El minielepé funciona, es una catarata de luces que se autogestionan desde las mismas coordenadas de la banda cuando a últimos de los 70 se erigieron como estandarte del post punk más anómalo, existencial, nacido de las islas.

"Forward position", es la más oscura de este pequeño lote de canciones para no perderte. Suena decadente, negra, vals en penumbra, olor a ceniza mientras Colin se preprara en "Numbered", para ponerse una capa de electrónica.

Escuchando "Nocturnal koreans", queda claro que tenemos Wire para rato. Se nota que para nada estamos ante un grupo adocenado. Por las venas de las canciones sigue corriendo ese arsenal de rebelión, de ganas de continuar en la brecha, de abrir caminos.

Me gusta como suena "Still" por esa aire melódico robotizado que despide y "Pilgrim trade" es otro paseo en un mar de suspiros. Para terminar, "Fishes bones" y su rutilante agitación para acabar esta gozada de minidisco. Wire, en activo, en plena forma, un certero puñetazo de solvencia y buen rock.



sábado, 29 de octubre de 2016

TV ON THE RADIO. "Return to coockie mountain" (2006)


Para mí sin duda el mejor disco de Tv on the radio. La banda de New York, desde que empieza a sonar la impactante "I was a lover", suena como un tiro, se abalanzan con frenesí hacia la mixtura, la incontención, fabricando un caluroso mapa de sonidos como si estuviesemos ante la versión actualizada de Talking Heads.

Los conocí cuando me hice en su día con su primer disco, el imponente, "Desperate youth, bloodthirsty babes", (2004), este segundo vino a confirmar que el grupo de Tunde Adebimpe vino al mundo indie para colorear con una paletada de sonidos lo que muchas veces es una concatenación de repeticiones.

"Province", es una pequeña catarsis funk que forcejea con el ritmo, mientras las guitarras suenan como helicóptero con aspas estridentes de distorsión. Distorsión leve que te atrapa en ese remolino sónico que es "Playhouses", enfangado gospel devorador.

Y cuando suena "Wolk like me", ya tienen ganada la partida con su suculenta mixtura de luces que nunca se apagan, de rayos catódicos de fiesta continua.  Como la vacilona "Let the devil in" y la negroide "Dirty whirl", todo un vahído de fiebre y alegría.

Tv on the Radio son un púzzle siempre dispuesto para unir volutas musicales,  coser electrónica con tradición, meter saxos y bogar en penumbras de cielos ("Blues from down here") o llevarnos hacia un festival de danza marciana ("Tonight"), sin perder ni un ápice su pavor.

Sus últimos trabajos, han perdido el fuelle, la fuerza que tenían cuando nos conmocionaron con este inicio tan radiante. Me quedo con este fogonazo imprudente, con esa alegoría del exceso y de mezcla de estilos.





miércoles, 26 de octubre de 2016

SILVIA PEREZ CRUZ. "Domus" (2016)


"Cerca de tu casa" es el título de la última película de Eduard Cortés, donde Silvia Perez Cruz actua, y donde se pone la carne en el asador sobre el tema de los deshauciados, los que tuvieron que dejar su casa a ostias de realidad cruel, la realidad impuesta por los bancos, por los poderes económicos y políticos para lo que las desgracia de la gente es un daño colateral.

Silvia pone su voz, empezando con "No hay tanto pan", himno visceral, grito de rabia, con la pasión del dolor, con la fuerza de la razón, "es indecente, gente sin casa, casi sin gente". El disco es más que una banda sonora. Suena como un ente autónomo, capaz de emocionarnos, de seducirnos, de impulsarnos por el camino que nunca debemos abandonar, el de la rebeldía.

"Smile and run", en inglés, es un paseo que casi parece bossa, y que da paso a "Todo hombre", donde sus colegas de film aparecen en este cortejo de denuncia,de injusticia mayúscula a los que se dan de paladines de la decencia.

Me he quedado sin palabras cuando ha sonado "Cerca de casa", con el piano como acompañamiento para que Silvia nos regale un jardín de esos que sólo ella puede construir. Rosas, a pesar de las espinas, agua a pesar de la tormenta, rubor a pesar de la agitación.

También hay tiempo para la alegria, con voces de niñas haciendo de acompañamiento en "Ay,ay,ay", para crear sonrisas en tiempo de demolición. Bonita. Como también emociona los ritmos brasileños de "Cuota da lua", o "Verde", con la aparición de su madre e hija, para arropar con aliento de cariño a una artista que cada día que pasa crece más.

"Si se puede" es la voz de la calle, de la gente que tararea indignación, que se manifiesta con los puños apretados, con la voz tomada, juntos caminando con la fuerza de quien sabe que unidos venceremos a los exterminadores de la libertad.

Soberbio disco pues, que viene a confirmar que Silvia Perez Cruz, tiene una futuro que ya es presente, una voz que a nadie deja indiferente.



martes, 25 de octubre de 2016

TOM VERLAINE. "Song and other things" (2006)


2006 fue un buen año para el ex-Television, Tom Verlaine. En doce meses sacó un disco instrumental "Around" y este interesantísimo "Song and other things". El guitarrista hizo unos buenos trucos de magia, para envolvernos con la diana de su sonido tan inconfundible.

La introducción de "A parade in littletown" hace de ticket de embarque para este viaje donde nos encontramos con gemas tan incontestables como la melodiosa "Orbit", envolvente y cálida. "Song and other things", suena a años 70 por todos los poros. Parece que estamos en en el New York de la new wave menos amable, más incisiva.

Y es que este fue el primer disco de Tom Verlaine desde los 1990, y la verdad es que parece que en nada se nota cuando te pones "Blue light" y te dejas llevar por la lírica de este vate acostumbrado a afinar sus guitarras con rosas de ensimismamiento.

Parece que quiere hacer un guiño a Lou Reed cuando escuchas "From her fingen", y en "Nice actress" suena amenazante, oscuro, con sus punteos caracteristicos deslumbrando oscuridades, matinales de algarabía y sonando a terciopelo afligido.

Su antiguo compañero de correria Fred E. Smith, aporta con su bajo experiencia y pasión, y el resto de la banda que se buscó para la aventura reman a la voluntad de este taciturno músico testigo y participe de una época dorada con sus Television.

Apaciguadora y solemne es "The earth is in the sky",  y "Shingaling" se retuerce en un alambique de tensión efervescente. Para el final la roquera "All weird out", y la mejor del lote, "The day on you", aforismo eléctrico, amalgama de luz intensa.

Un disco para degustar, de un músico radiante, estruendo en calma, rabia pagana, intelectual de los acordes. Una delicia.




domingo, 23 de octubre de 2016

THE NEW RAEMON. "A propósito de Garfunkel" (2008)


Por estos lares de Discos Pensandos, han aparecido los últimos trabajos del ex-Madee, Ramón Rodriguez. Faltaba para cerrar el círculo su primera puesta de largo, como The New Raemon, en este portentoso "A propósito Garfunkel", un cúmulo de canciones bonitas desde la inicial "La cafetera", donde acompañado por músicos de Standstill, San Pedro y Egon Soda, el autor, ya en castellano, te llena de fantasmas y de folk apaciguador.

"Tu, Garfunkel", es desgarradora, himno de esos que por mucho que pase el tiempo, no deja de repetirse en tus ecos interiores. Y "El fin de la resistencia", con palmas como slogans para llevar la canción a buen puerto, es otra manera más para compartir con este cantaupop, sus dilemas personales, sus travesías por desiertos nunca demasiado ardientes.

Una de mis favoritas, "Fuera complejos", con las teclas elevándose mientras Ramón se envalentona en su protesta personal, álgido momento pop para devorar en silencio mientras los cascos de los caballos perforan tus oídos de letanías y espacios cerrados.

Y si, hay veces que los espectros de Madee transfigurados en The New Raemon, aparecen en canciones como "El saben aquel que diu", vitalista, cargada de fuerza, sonajero de envidias, cargamento de caricias.

Pero es en el silencio cuando Ramón se siente más a gusto. "Mil gracias" es triste hasta en la cadencia de la voz, rodando en mil pesares, andando por vías sesgadas, rotulando carteles para asentar bases, para formalizar desdichas.

Vuelve a animarse el club de los decepcionados, con "Hundir la flota", un caramelo melodioso y cabal, un segmento de sonidos luminosos. Toca cerrar las cortinas con "A propósito del asno", balada que se condena entre rayos de palabras que vuelan y viven en megáfonos de cantautor. Luego de este disco vendrían, obras mayores como "Libre asociación" o "Tinieblas por fin", pero es aquí donde anida las arterias de un artista sumido en cavilaciones perfectas.


jueves, 20 de octubre de 2016

SWANS. "The glowing man" (2016)


Dicen que posiblemente este sea el último disco de los cisnes negros que comanda Michael Gira. Tras un monumental y terrorífico "To be kind" (2014), llega este largo y tortuoso "The glowing man", para según parece poner los puntos finales a las campanas del apocalipsis. Tendremos que verlo. No es la primera vez que Gira se decide por un adios para dedicarse a su carrera en solitario.

Los Swans, aquellos terroristas que nos dejaron sin oídos cuando sacaron cosas como "Cop" o "Greed" y que luego se fueron haciendo más "moderados", pero igualmente peligrosos ar sacar discos tan necesarios como "Love of life" o "The Burning world", siempre han sido para el que escribe una banda tótem, un monumento de arte sin contemplaciones ni medianías. Puro goce estético teñido de perversidad.

"The glowing man" es largo, un doble cedé con cremallera de pavor que empieza con "Cloud of forgetting", tranquila al inicio para convertirse casi al final en una ola de electricidad minimal, histérica. Así son Swans. Un arma de demolición, la espiritualidad de lo negro, la decadencia de la historia. Y en este disco siguen siendo ellos mismos.

No se cortan, van a lo suyo, no miran a ningún sitio, se centran en expandir el mal, la inercia de lo prohibido, la tentación del ruido final. "Cloud of unknowing", 25 minutos de misa negra, de alambres en las guitarras, de gospel fúnebre. Ritual de lo habitual, Si, ya sabemos de que materia están hechas las entrañas del dolor.

En "People like us" suenan casi como si fuesen un cabaret errante, para en "Frankie M", y sus 20 minutos, llevarnos de la mano hacia una esquizofrenia segura, con sus hachazos minimales, y su predisposición a la alarma continua.

Jennifer, la mujer de Gira, canta en la tristona "When will i return?", que da paso a la que titula el cd, casi treinta minutos, la parte central de un álbum, el árbol donde nacen las ramas de la decadencia que son el resto de canciones. Pulsos a cien, exageración instrumental, pavor, caos, Para terminar, como si no hubiera pasado nada, "Finally, Peace" , la manera perfecta de decir hasta pronto. Porque no me creo que se disuelvan las pesadillas. Volverán, volverán y estaremos preparados todos, con las túnicas y el cáliz de la depravación. Miraremos el lago donde los cisnes bucean en busca de la pesca perfecta. Nuestros corazones pecadores, nuestros oídos de oxido.....


martes, 18 de octubre de 2016

THE MEN. "New moon" (2013)


El cuarto disco de los de Brooklyn fue todo un pasote. Una vuelta más de tuerca a su manera de hacer del bestialismo sónico un lugar donde también tiene cabida otras sonoridades para calmarnos el alma mientras nos reponemos de sus mazacotes de bilis y punk.

"Open the door" es una delicia casi country, que da paso a otro órdago (con las vista en Sonic Youth y Dinosaur jr), con tintes psicodélicos mientras se prepara la tormenta, los truenos, la patada en la pared para sacar de si mismo toda esa rabia que no se quiere contener.

Porque ya al tercer corte, "Without a face", con armónica incluida vemos a la banda esforzándose en cantar las cuarenta a la calma. Quizás no sea tan explosivo este disco como su anterior "Open your heart" (2012), pero los chicos han sabido aunar fuerza con mixtura, tradicción con punk desbocado, donde Husker Du, parece que tienen sus descendientes ilustrados.

Oyendo "The Brass" parece que estemos haciendo un viaje en el tiempo,encontrados en una cipsula espacial con The Stooges, detonando las guitarras como si quisieran acabar con ellas a base de gruñidos poéticos.

"Electric" es otro salmo salvaje, otra itinerante manera de perderte por este melódico a y la vez salvaje espacio donde todo es posible, donde se mece la fiereza, donde se congela el alma. Cuando quieren se ponen marchitos como en la efectiva y casi pop, "I see no one", para en "Bird song", tirar de nuevo de tradición armónica al viento, para dar paso a "Freaky" y sus dos minutos de indie rock devorador.

Para terminar, los ocho minutos de "Supermoon", extraña, visceral, en coma de imprudencia para saltarte todos los controles posibles. Una banda de esas que hay que seguir muy de cerca. Furibundos y machachones, salteadores de caminos, punk tomándose copas en la barra de un poblado del Oeste.



domingo, 16 de octubre de 2016

THE HOTS RATS. "Turns on" (2010)


Gaz Coombes y Danny Goffey, miembros de Supergrass, se liaron la manta a la cabeza en el año 2010, y sacaron al mercado este "Turn ons" un disco de covers, donde hay de todo, y para mi gusto no suelen superar al original.

Desde el inicio reclamando a The Velvet Underground, con "I can't stand it", la cosa es sólo un festival de imitación con pocas ínfulas para de verdad aportar algo nuevo a las versiones primigenias.

Ray Davis, escuchando "Big sky" , se debe de estar partiendo el pecho con una domesticada versión que ni levanta siquiera apetito con sus guitarras que nunca arrancan. Por no hablar de "The crystal ship" de Doors, que no se muy bien lo que quiere.

Recurren a Gang of Four, en "Damaged gods" con su aire new wave, pero ni con eso. Y cuando se quieren pasar de listos, versioneando a Roxy Music con "Love is the drug", les queda una entelequia falta de vida, de energía, de brío y dicha,

"Pump it up" de Elvis Costello más de lo mismo, y las vesanías más inauditas aparecen con las versiones de The Cure y Sex Pistols, "The lovecats" y "E.M.I", como para cerrar de golpe el artículo y dirigirme con rapidez a las originales para quitarme este mal sabor de boca.

No se si tiene más continuidad este proyecto. Supergrass tenia por lo menos algo más de gracia. Para hacer versiones, no todo vale. Sobre todo si te sale esta parrafada gris sin fundamento ni textura.



miércoles, 12 de octubre de 2016

RY COODER. "Chávez ravine" (2005)


No me extraña que "Chávez Ravine", fuese uno de los discos más destacados del ya lejano 2005. Para mi, acostumbrado a sonidos indies, guitarrazos desalmados o propuestas la mayoría provenientes del mundo anglosajón, escuchar este "Chávez ravine" ha sido una puñetera delicia, de principio a fin.

Desde el inicio con el maestro Cooder impartiendo cátedra con la envolvente "Poor man's shangri-la", llevo toda la semana flipando con los aires fronterizos de uno de los mejores guitarristas de la historia. Por que si, esto es un disco de esos que hay que disfrutar desde la primera canción.

Chávez Ravine era un barrio de Los Angeles, cuyos vecinos fueron expulsados de sus casas con la promesa de las autoridades de nuevos alojamientos. Eran los años 50. Aun siguen esperando sus casas. En torno al barrio, Cooder trama su dedicatoria personal, con temazos del calibre de "Onda callejera", cumbia lentita de andar por casa.

Las nuevas casas nunca se construyeron, y lo que si se dieron prisa es en hacer un estadio de beisbol. Así se las gasta el poder. "Don't call me red" es una especie de jazz desquiciado, intrigante, obtuso, que da paso a "Corrido de boxeo", cantar mexicano sobre la vida de los boxeadores no profesionales que se tienen que ganar la vida en tugurios malsanos.

"Muy Fifi" es un punto, la guitarra de Cooder vuela, y oyendo la letra te imaginas a una madre avisando a su hija de los peligros por ser "Fifi". Para ponerla a todo volumen. Como "Los chucos salvajes", sabrosona y espectacular. Mestizaje puro, alegoría de las gentes del pueblo, Cooder como maestre de ceremonias, homenaje hacia los que siempre pierden.

También en español, la vacilona "Chinito, chinito", que da paso a la parte más sombría del disco, con temas como "El U.F.O. cayó", ocho minutos  minimales e hipnóticos, o la impactante "It's just for work me". El piano aparece en "In my town", una bella letanía triste, que da la mano a la ranchera salvaje "Ejercito militar".

La más impresionante del disco, y la que cuenta toda la historia de lo que pasó es "Barrio viejo", donde con dolor se grita la demolición de los hogares, las vidas, los sueños. Y el fin con "Sol , Luz y sombra" es el resumen de para recordar, para que no olvidemos jamás  la historia de los que sufren. 10 para Ry Cooder y su banda.



lunes, 10 de octubre de 2016

NOTHING. "Tired of tomorrow" (2016)


Relapse, el label de los apocalípticos Neurosis, el sitio donde el metal es extremo, acoge el segundo trabajo de Nothing, una maravilla de shoegazing para rendir cuentas del pasado, un almanaque de circunstancias para ponerle el ojo a este grupo norteamericano, cuyo lider, Dominic Palermo se pasó dos años en el chirona por un apuñalamiento.

Escucho "Fever queen" y "The dead are dumb", y se me erizan los pelos de la lírica interna. Dos trallazos sentimentales, de esos que te puedes llevar a la calle para caminar sobre pétalos electrificados, para sofocar la tragedia con dosis de volumen alto, mientras los cielos se nublan y las cuerdas de las guitarras se agarran al silencio.

"Vertigo flowers" es pura vitamina C, casi power pop, te encandila desde los primeros minutos, te sumerge en un vaho de oscuridad patrocinadora de vahos y entelequias necesaria para entender el funcionamiento de este mundo tan orate. En "A.C.D. (Abcessive Compulsive Disorder)" se vuelven grunges con pinceladas de dream pop, para balancearnos con la letanía de "Nineteen ninety heaven", un cuento de hadas envenenado y cruel.

Se ponen furiosos de nuevo con "Curse of the sun", para continuar con una de las mejores del lote, "Eaten by worms", donde Nirvana se encuentra con My Bloody Valentine. Sí, la verdad es que es todo un puntazo este "Tired of tomorrow". Te da tiempo a sumergirte en calmas chichas como "Everyone is happy", para terminar con la que titula el cd, y su piano esquiador de tragedias, puro síncope para rellenar tensiones.

Nothing. un nuevo nombre para apuntar en la libreta de los grupos a seguir. Los que dicen algo, los que no se resignan a ser uno más de la manada. Shoegazing de nuevo cuño, intimidades al pairo, submarino de dolor a la vista de cien truenos...


viernes, 7 de octubre de 2016

CONSTANTINES. "Kensington heights" (2008)


Los conocí con el buenísimo "Tournament of hearts" (2005), donde la banda canadiense aplicaba a la perfección su basalto estilístico, su cargamento de rock con gramaje punk, afilado e impertinente, calorias de electricidad, y rubor en la cara.

"Kensington heights", es otra muestra más de ese trote roquero siempre con las guitarras cargadas hasta las cejas de detonación. "Million star hotel" es un aullido en toda regla, que se apaga y se enciende, que te revienta y te proclama.

Hay veces que suenan a The National, ("Trans Canada"), pero siempre subiendo un poco más el volumen de su desgarro, acumulando píxeles de hondura y tragedia encantada. Suenan oscuros, rabiosos y sin freno en "Shower of stones", una radiante exploración de la noche más profunda.

Y cuando aparece la melancolía, es para quedarse, con dos pedazos de canciones como "Our age" o "Time can be overcome", retazos que se retuercen con suavidad, calcamonías de rock íntimo que entre sustos bruscos te sumergen en un vaho devorador.

Los que les vieron en directo al grupo saben que en el escenario, su rock anguloso de corazón se convierte en un huracán. Imagino "New king" sobre las tablas y me hago una idea del potencial de un grupo que con este disco puso su punto y final a su breve pero potente historia.

El cd termina como empezó, con "Do what you can do" y su estremecedor señuelo íntimo para bogar entre mares de tensión. Grupazo.


miércoles, 5 de octubre de 2016

COLD WAR KIDS. "Robbers & cowards" (2006)


Menudo disco de debút que se marcaron estos californianos. Desde que suena la rimbombante y eléctrica "We used to vacation", y la buclkeriana "Hang  me up to dry", no puedes más que aseverar que Cold War Kids construyeron en este "Robbers & cowards" un amasijo de melodías apelotonadas en un dramatismo de catarsis eléctrica.

Rock bien ejecutado, con ínfulas traviesas, con recovecos donde permitirse entrar y salir en tromba ("Tell me in the morning"), o esparcir polen de fantasía épica ("Hair down"). Indies que no van de postin, que basan su credibilidad en composiciones que son un abanico de espuma sonora, aires que a veces son acompañados de piano "Passing the hat", y otras como "Robbers" juegan con delicadeza en un columpio de sensualidades.

La verdad es que este "Robbers & cowards" es un disco altamente disfrutable, un rayo de luz, un sol que se emancipa de las tinieblas con buenas dosis de lava siempre controlada. La banda sabe a que juega y disfruta con su abanico de posibilidades.

Les gusta las teclas, también la conmoción de las guitarras ("Hospital beds"). Quizás uno de los nombres que se me viene a la cabeza cuando les escucho es a Wilco. Cada uno a su manera tienen suficientes instrumentos en su haber para con sus credenciales matizadas y cuidadas llegarte a impresionar.

Y dejan para el final lo mejor con los once minutos de "Rubidoux", un calambre bien tensado, una cuerda al cuello de la comodidad. La última noticia que tuvimos de la banda fue en 2014 con la publicación de "Hold my home", que sin alcanzar la tensión de esta primera obra, sigue manteniendo interés.


martes, 4 de octubre de 2016

JUVENTUD JUCHÉ. "Movimientos" (2016)


Este disco debería estar en lo más alto de las listas de lo mejor del año si las cosas fuesen como deberían de ser. El trío madrileño ha sacado un disco desbocado, una volcán de esos que deja huella, un arma de destrucción de tranquilidad.

Desde que suena la post punk "Pasos", con su dulce irritante movimiento dislocado, sabes que las canciones que siguen van a convertirse en bombas lapas de sonido brutal. Que el bajista de Shellac, Bob Weston, sea el jefe de la masterización del disco, ya nos pone en el camino de por donde van los tiros.

Rabia y fuerza, agitación y post punk año 77. El disco entero es un buen puñetazo dotado de temas para la contestación y la recuperación de sonidos que nacieron del punk. "Un año" te agarra y no te suelta, con la voz de Javier Molina llevándonos a callejones de incendios y a revueltas para hallar porciones de libertad y romper las cadenas.

"Parecer" es peligrosa, minimal en su angustia, feroz y transgresora; otra de las joyas de este "Movimientos", un disco para no parar de pinchar, para llevarlo como tridente, como una hoz que siege tanta normalidad musical que nos aturde y cansa.

Y "Fuera" es pura amenaza, éxtasis de brío de colores, que da paso a la ruidista "Niebla", coctelera que mira a The Ex a ESG, desde la insolencia de la necesaria juventud, con destreza instrumental, confirmando con este segundo disco que lo que escuchamos en "Quemadero" (2014), no fue casualidad.

También puedes encontrar algo parecido a lo que puede ser un hit con "Bien", una vesanía para que los pies ardan con fuego. Y el punk dislocado de "Miedo" es el resumen para tengamos a Juventud Juché en lo más alto, donde llegan los que arriesgan, los que pasan de ser modernos, los que se las suda las modas indies.

Juventud Juché es un sabio escupitajo contra la formalidad establecida, es underground sinuoso, misterios de luz abrasadora. Si, de lo mejor del año. Veremos quien supera esto.


domingo, 2 de octubre de 2016

DEPECHE MODE. "Ultra" (1997)


Nunca fui seguidor de Depeche Mode. Lo reconozco. En esa época el que escribe andaba flipando con The Cure, The Chameleons, The Psychedelic Furs, The Church y otros paladines de la nocturnidad, como para seguir a este grupo que siempre me parecieron comerciales, que nunca lograron hacer que me comprase un disco suyo.

Demasiado para mi el grupo de David Gahan y Martin Gore, prefería gastar mi tiempo en Joy División antes de ver clips de una banda que siempre me vi como unos guaperas aprovechados de la ocasión para llevarse el tecno pop a sus camerinos de neón y lápiz de ojos.

Bueno, pasó el tiempo, y ahora doy una oportunidad a "Ultra", y la verdad es que me ha gustado. Me estaré haciendo mayor, pero he flipado con la hipnótica "The love thieves", con su cadencia lenta y su épica para románticos decepcionados.

No es un álbum de esos que sientan cátedra, lejos están de sus inicios, pero mis oídos no se han combustionado cuando apareció en la cadena "Home", donde David Gahan está pletórico, después de su desenganche a la heroína, libre del veneno, se lanza al vacío para hacer de la electrónica un salvaconducto para mirar atrás.

"It's not good" suena casi industrial, y en "Useless" la guitarra parece que rabia en su soliloquio personal, atravesando estepas para llegar a "Sister of night" y su ruidismo solvente. Si, la verdad que me he reconciliado con ellos. No estarán jamás a la altura de las bandas que mencioné al principio del artículo, pero este "Ultra" merece la pena para los nostálgicos de esos tiempos ya lejanos.

Me agrada escuchar cosas como "The Bottom line" con esa aire de película de suspense con final incierto o "Insight" donde se nota las ganas que tenía la banda tras 4 años de parón de subirse al carro de la creación. El tiempo pues pone las cosas en su sitio. Para mi seguirán siendo un grupo de segunda fila, pero con calidad suficiente para aparecer con agrado en estas líneas musicales siempre necesariamente torcidas.



viernes, 30 de septiembre de 2016

HUM. "You'd prefer an astronaut" (1995)


Los 90. La mejor época musical que he conocido. Había tanto y tan bueno, que es normal que se escabullesen grupos, que escapasen al ánimo depredador de los voraces cazadores de experiencias. Hum, banda norteamericana, es uno de esos combos que se extraviaron en la catarsis del ruido que a todos nos inundó.

Este tercer disco logró vender 250.000 copias. Hay queda eso. Y su discurso es claro desde que suena la demoledora y emotiva "Little dipper" o la casi grunge, "The Pod". Tocan todos los palos, y siempre bien. Llegan y se quedan con el emocore en "Stars",  o fabrican pildoras de esas afectivas para los malos ratos, para el tiempo de la desmemoria, ("Suicide machine).

Hum solo sacaron cuatros discos, en 1998 chaparon su tienda de sonidos para rendir cuenta al pasado con actitud de rock medicinal. Y oyendo temas como "I'd like your hair long" te das cuenta de la serenidad furiosa de su propuesta, de ese enjambre nervioso que destilan cuando convierten los temas en alegatos de una época que nunca volverá.

He disfrutado mucho la escucha de este disco. Temas como "I hate it too" con su delicadeza para nada impostada o el final con "Songs of farewall and departure", resumen a la perfección la maestria de un grupo salido de un volcán que nos quemó las entrañas y los oídos en unos años fértiles para hacer amigos, conocer el exceso, amaestrar la rabia, y buscar en tiendas de discos nuevos compañeros de viajes a Pixies, Sonic Youth o Dinosaur Jr. Hum, una necesaria recuperación.



martes, 27 de septiembre de 2016

JEFF BUCKLEY. "You and I" (2016)


Escuchando "You and I" parece como si el Mississippi que se tragó a Buckley aún tuviera en el eco de sus olas todas el arte de este maravilloso músico que un buen día dejó su ropas en las orillas del río para decir un adiós definitivo.

Aunque pueda sonar a una operación de marketing, cada vez que sale al mercado un nuevo trabajo del finado (y van ya....), no hay que perderse la ocasión para escuchar el tesoro que dejó guardado el de la voz doliente. Esta vez es un disco de versiones a pelo con su guitarra. Para que más.

Suena "Just like a woman" de Bob Dylan, y te entran ganas de llorar. Vaya derroche de voz, vaya forma de emocionarnos con ese leve tinteneo de cuerdas-dedos, con esa expectación que creaba cada vez que cantaba. Sí, lo mismo el Mississippi quiere que no perdamos la ocasión de extraviarnos en la garganta del hijo pródigo.

"Everyday people" de Sly Stone, tira por el soul, y en "Don't let the sun catch you crin" de Joe Greene, Buckley suena más blues que nunca. Luego vienen las reinterpretaciones de su cancionero, donde "Grace" suena apabullante, desbordante de sensoriales mecanismo de goce. Para flipar.

Más lágrimas con "Calling you" de Bob Telson, delicada y extrema, y en "The boy with the thorn in his side" guiña un ojo a sus queridos The Smiths. Imagino que Morrissey se sentirá superado cuando escuche este cohete espacial en forma de andanada lírica. Sin palabras.

Para el final el apoteosis total con "Night flight" de Led Zeppelin, y la mejor del lote para el servidor, "I know it's over", también de The Smiths. Cualquier expresión se queda corta para calificar este pedazo de aullido, este colapso de pop en vena de flores siempre mustias.

Creo que todas las criaturas que habitan el río donde desapareció ya se han acostumbrados a estas tonalidades musicales. Silban cuando viene la noche, saltan las truchas cuando encuentran su amor, pesca el pescador alguna botella perdida de algún marinero extraviado en los ramales de la tragedia. Buckley, siempre Buckley.