Enganchado llevo unos días con el ultimo largo de El Hijo, de Abel Hernández, (ex-Migala). "Los movimientos" contiene canciones de esas que con el paso del tiempo llevas en la boca para despedirlas al aire en forma de silbidos o melaza fina para romper el viento.
Este tercer disco de El Hijo es un auténtico viaje pop con pegamento de psicodelia, mundos estelares rodeados de telas de arañas de color enjambre, folk de dormitorio asolado por una ventolera de esas que hacen palidecer la magia del silencio.
Desde que comienza "Exteriorización del cuerpo astral", con ese aire a lo Syd Barret rural, te entran ganas de que siga la cuerda del reloj del cd. Con "Remolino", ya comienza a forjar himnos de esos para coleccionar entre tus canciones favoritas de año. Con mimo y con especial dedicación al cuidado de un sonido crisálida de velas de sombras, Abel Hernández consigue que crear interés en tu oído de oyente.
Me flipa "Reina de las rocas" por su letanía marina, por sus ruidillos psicodélicos y "Tempestad" es otro de esas soflamas pop que te deja embargado en ámbar gracioso de candor. Mi favorita es "Gran sueño", pedazo de geiser arrogante y hipnótico que es melancolía para cantar tahures versos de ignorancia.
Si ya con Migala Abel abrió las puertas a sonidos que por estos lares no estabamos acostumbrados, El Hijo se consolida como un proyecto con larga vida por la capacidad de su creador por conjugar imágenes de esas que perviven en nuestro particular universo de buscadores de cosas buenas.